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Sigo instalada en los "taitantos" y los abuelos siguen a hacer puñetas de aqui... Pero al menos el marido parece haber sentado el trasero, duermo algo por las noches y mi carrera laboral empieza a parecerse a algo. Lo que sigue siendo interesante es mi red de apoyo variopinta, internacional y virtual y las aventuras de la Superfamilia espero... Pasa y acomodate.

martes, septiembre 30, 2008

Tolerando la frustración

Gracias a Armandillo en "bebés y más" llego a un vídeo del que había oído algo, pero que aún no había visto. Estoy segura de que alguno de vosotros conoce ya a la persona que ocupa mi entrada de hoy (ha sido tremendamente popular en USA en los últimos dos años), pero por si acaso alguno aún no ha escuchado hablar de él, creo que merece la pena que se presente él mismo, nadie puede hacerlo mejor:



Increíble, ¿no? Ya estoy llorando como una Magdalena (como aquella chica del jurado de Paul Potts, otra de esas historias edificantes de la que os vuelvo a poner el link porque sé que al ser vacaciones, sé que muchos de vosotros os lo perdísteis y es también una historia bonita).

Pero volviendo a Randy Pausch, una de las cosas que más me llama la atención de todo este video (que es un extracto de una clase magistral de más de una hora que Randy Pausch dió en la Universidad de Carnegie Mellon: el enlace está en inglés pero a poco que lo entendáis, os recomiendo la conferencia entera o que busquéis una traducción al español) es su actitud ante lo que yo entiendo como una de las mayores frustraciones que te puede traer la vida. Salvo la idea de perder un hijo, creo que nada me resultaría tan horrible como tener que dejar a los míos tan pequeños, con tantas cosas por hacer. Y por lo que me llama la atención es porque siempre estoy escuchando que no hay que darle a los niños todo lo que piden, que hay que imponerles muchas cosas, que hay que educarles de manera estricta, que tienen que aprender a superar la frustración, que las privaciones forjan el carácter... y este hombre parece hablar de todo lo contrario: de una infancia feliz, de unos padres que le permiten pintar en las paredes de su cuarto, que mantienen una relación de gran cariño con él (si algún día, Supergirl o Superboy pueden hablar sobre mí como habla Randy sobre sus padres, eso es que he conseguido mi objetivo principal en la vida).

No, no estoy sosteniendo que haya que tener con los niños una actitud de permisividad absoluta, pero tampoco creo que una infancia en un ambiente cuartelario consiga por sí misma el efecto deseado. Creo que los niños, día a día, tienen muchas oportunidades de sentirse frustrados: primero, no les entendemos e intentamos dormirles cuando lloran porque tienen el pañal sucio; después comprenden que no pueden tener nieve en pleno verano, o no pueden salir a la calle a dos grados bajo cero y sin chaqueta en pleno invierno; tienen que irse a la cama, ir al colegio, prácticamente vivir al ritmo que les marcan sus padres; con el tiempo irán a la escuela y descubrirán que no son los mejores del mundo en futbol o baloncesto, que no podrán ser estrellas de cine o de la canción, que no son los más inteligentes; un día sus padres o sus abuelos morirán... me parece que no es necesario añadir eslabones artificiales a esta cadena de frustraciones.

Randy Pausch murió víctima del cáncer en julio de 2008. Creo que su mujer y sus hijos tuvieron la suerte de tener una persona así, un ejemplo cercano de entereza a su lado. Y la técnica moderna les presentará la imagen de su padre, cuando puedan comprender exactamente todo lo que implica lo que dice... no suplirá su ausencia, pero al menos es algo.

En cuanto a mí, sigo aprendiendo día a día a tolerar mis frustraciones. Cada vez que me entren las tentaciones de ser Eeyeore, que es lo que soy por temperamento natural, creo que voy a volver a ver este vídeo.

viernes, septiembre 26, 2008

Mi felicidad

Sí, soy feliz, soy feliz pero no estoy ciega... sé que hay mucho en juego para ser completamente feliz... pero aún así, soy feliz.

lunes, septiembre 22, 2008

¿Cómo funciona eso del método científico?

Quería contaros un par de cosas que tienen que ver con aquello en lo que supuestamente soy una especialista (y digo supuestamente porque el conocimiento también se oxida con la falta de uso). Pero me he dado cuenta de que tengo que empezar a un nivel más básico: tengo que empezar por comentar cómo se entiende el hacer ciencia hoy en día... y de paso, os hablo de uno de mis grandes amores (científicos, eso sí): Carl Sagan.

Sagan es un astrónomo que ejerció como tal a finales del siglo pasado (ay, qué mayor me siento cada vez que oigo eso del siglo pasado). Seguramente, la mayoría de las personas de mi generación le recuerden por ésto:



Cosmos es la serie responsable, así tirando por lo bajo, de un 50% de las vocaciones de las carreras de ciencias puras (física, química y matemáticas) de los años noventa. Si alguno se la perdió entonces por ser demasiado jóven, que aproveche ahora (y que no me lo cuente, me empieza a dar envidia la gente más jóven que yo).

Sagan era un tipo que siempre creyó en aquello que yo creo: que la cultura científica es más fácil de adquirir de lo que parece y que simplificando un poco los conceptos, todo el mundo puede tener la patena suficiente para desenvolverse en esta sociedad tecnológica en que nos ha tocado vivir. Desde jóven destacó por intentar hacer llegar a los ciudadanos de a pie todo lo que sabía. Sus libros de divulgación científica son una delicia (un extracto aparece esta semana en un post de Historias de la Ciencia)... y en ellos se habla mucho del método científico, que no deja de ser una manera particular de detección de la realidad. De hecho es una de las razones por las que las empresas pagan bien por una persona con una carrera de ciencias puras: se supone que estamos entrenados para pensar.

¿Suena rimbombante? En realidad es sencillísimo. Supongamos que tengo una teoría: una teoría no es más que una idea, que puede ser tan sencilla o tan complicada como queramos; normalmente nuestra teoría suele proceder de lo que observamos a nuestro alrededor, puede incluso que parta de una serie de experimentos que verifiquen completamente la idea... pongamos que veo crecer como fieras a los Supernenes y se me ocurre que todos los niños del mundo doblan su estatura de nacimiento a los tres años. No es descabellado, a mí me ha pasado con los dos, mis Supersobrinos también lo han hecho... la cosa promete... Pero lo que me dice el método científico es que en lugar de quedarme sentada alegremente felicitándome por mis buenos datos, tengo que hacer dos cosas: la primera, buscar datos que puedan contradecir mi teoría (sí, sí, como lo escucháis, por una sencilla razón: si encuentro un único niño que no haya doblado su altura a los tres años de nacer, la teoría no funciona... o al menos tengo que darle una explicación coherente y razonada a ese caso: igual tiene algún problema de crecimiento y entonces he de especificar que mi teoría sirve sólo para niños normales) y la segunda, intentar deducir de la teoría un dato independiente que también pueda comprobarse (si conozco la relación entre peso y altura aproximada de los humanos, puedo deducir que ocurre con el peso de estos niños y ver si la fórmula o ley que he deducido, se cumple también). No sólo eso: los datos tienen que confirmarse por diferentes personas, en diferentes lugares (si se miden niños en Japón y no funciona, no es una buena teoría; lo mismo si resulta que mis hijos medidos con otro metro, no cumplen la regla). Estas son las premisas que tenemos que cumplir con los datos que acompañan a nuestra teoría.



Normalmente, los científicos además intentamos buscar las razones que hacen que nuestra teoría se cumpla. Me refiero a hacerse preguntas del tipo: ¿Doblan los niños su altura en tan corto espacio de tiempo porque así tienen una ventaja evolutiva? ¿No pueden crecer más dentro del cuerpo de la madre y por ello han de desarrollarse de forma más rápida en sus primeros años de vida?. Aquí volvemos a tener otra serie de reglas no escritas para intentar que nuestro razonamiento sea lo más coherente posible: siempre hay que hacerse más de una composición de lugar aunque la primera de las explicaciones parezca coherente... si nos falla una, siempre nos quedan las otras para explicar nuestro problema; hay que pensar en pruebas y experimentos que puedan confirmar o denegar la validez de nuestros escenarios; las hipótesis más sencillas suelen ser las correctas (sí, los de "letras" también habéis escuchado ésto alguna vez); y por supuesto, siempre hay que comprobar la validez de todos y cada uno de los pasos de una cadena de razonamientos, incluidas las hipótesis de partida: un eslabón débil basta para romper la cadena.

He explicado esto con el peso de los niños, que es una cosa muy simple. Pero todos habréis escuchado hablar estos días del bosón de Higgs (y si no lo habéis hecho, buscad en los periódicos... que hemos pagado una cantidad considerable en impuestos para encontrar precisamente ese bosón y creo que es importante saber en qué nos gastamos nuestro dinero). Bueno, os adelanto que si los científicos andan todos alborotados por encontrar o no encontrar una partícula diminuta y de masa indeterminada, es porque las hipótesis actuales que tenemos sobre el funcionamiento del Universo, dependen de que aparezca o no aparezca. Pero no hay que irse tan lejos. Cada día nos cuentan muchas cosas a las que viene bien mirar con una cierta dosis de escepticismo...

martes, septiembre 16, 2008

El parto es nuestro

Nota: Sí, el título de este post está sacado de aquí. Sí, soy socia de Epen desde finales del 2004 (si mi memoria no me falla). No, lo que viene a continuación no expresa para nada el sentir, pensar, parecer o las ideas de la Asociación, salvo en los casos en que se usa material proveniente de ésta... este mensaje lo escribe Superwoman y expresa únicamente las ideas de Superwoman, algunas de las cuáles le ha metido en la cabeza a Superman y a los Supernenes de forma subrepticia.

El viernes pasado, madrereciente me arrojó sin ella saberlo un guante a la cara en forma de entrada en su blog... Hija, mentarme el tema es tocarme las palmas... y yo me conozco (y Yvi me conoce aún más... no voy a poder escribir algo corto).


Emilio Santos
, un matrón y ginecólogo que también es miembro de "El parto es nuestro", explica perfectamente en este artículo lo que perseguimos las mujeres que buscamos un parto natural (de hecho, me sorprendió leer el símil porque no hemos hablado nunca directamente de él, pero los dos lo usamos): es como el que intenta subir una montaña por su propio pie. Lo normal es que la subida sea como a una de las sendas de los Pirineos en verano. Sabes que te va a costar, sabes que no va a ser fácil, sabes que hay un teleférico al lado que te va a llevar casi al mismo sitio... pero por supuesto, sabes que la experiencia te va a marcar, que al final vas a estar orgullosa de hacer el esfuerzo, que a la larga es más sano para tí y para tu futuro bebé... y por supuesto, no es una experiencia inalcanzable.

No voy a hablar mucho del parto de la Supernena. Basta con decir que fue en algún lugar de España y que yo, tras varios años de peregrinar por otros mundos, me encontraba preparada para subir la montaña, pero me dí de cara contra un sistema que a la primera dificultad, te montaba directa en el teleférico. Y para lo que no estaba preparada era para enfrentarme al sistema...



Creo que nada puede describirlo mejor que este video de los geniales Monthy Piton, que refleja la situación a finales de los años 70 en Gran Bretaña... quizá un poquito exagerado, pero refleja a la perfección lo que me encontré: aquel día hasta el celador que llevaba la camilla parecía tener más importancia que nosotros.



Cuando llegué a Alemania lo que me sorprendió fue encontrarme con un sistema de salud que te da la opción de decidir casi a cada paso... y la diferencia no viene sólo dada por ser una caja de mutuas (semi-privado... al fin y al cabo yo había dado a luz en un con un seguro de elección en España) sino por la actitud mucho más natural frente al parto aquí. Las pruebas eran explicadas con mucha más minuciosidad que en España, incluso los riesgos que tenían, pero al aportar también porcentajes, era mucho más fácil decidir qué queríamos y que no queríamos para nuestro parto. Y había mucho donde elegir: puedes tener desde un parto en casa atendido por una matrona hasta dar a luz en un hospital por cesárea cuasi-electiva (sólo tienes que encontrar al profesional adecuado). Me fijé una vez de camino en un lugar que se anunciaba como "casa de partos" (las casas de partos o de matronas son sitios donde poder dar a luz como en casa, atendida por una matrona, pero en general con material como una enorme bañera de partos o ganchos para colgarse del techo que normalmente no se pueden trasladar a una casa normal). Lo que me llamó la atención fue que estas matronas trabajaban en conjunto con varios ginecólogos, cosa que también es rara en Alemania. Sin embargo ellos, los unos y los otros, creen que de este modo es como mejor pueden atender a las cerca de doscientas familias que vienen dando a luz desde hace más de diez años en su consulta. Los ginecólogos no sólo atienden el embarazo y el parto, sino la salud reproductiva general de la mujer. Si el embarazo transcurre normalmente no están allí más que para recetar fármacos (si fueran necesarios) o para realizar las ecografías precisas. Para ellos el sistema es muy bueno, están ahí cuando son de utilidad y no tienen que repetir aquello que ya han hecho las matronas en su consulta. Y para las matronas, es también bueno, si hay algún problema fuera de lo ordinario, no es necesario emprender una peregrinación buscando un ginecólogo que comprenda la manera de entender y encarar el parto que tienen ellas.

Y comenzó la ascensión a la montaña. Hubo momentos en que me sentí sola, momentos en los que lamentaba no ser más conformista y poder seguir a los demás por la línea del teleférico; momentos en los que me sentía fuerte y miraba el paisaje según ibamos ascendiendo y pensaba que era maravilloso estar en mi piel... Me enfrentaba a lo que se conoce como un PVDC (Parto Vaginal Despues de Cesarea). Algunos proveedores de salud se niegan a realizar este tipo de partos porque existe un riesgo algo más elevado de lo normal a que se presenten ciertas complicaciones. En todo caso, en las condiciones en que yo estaba, era en su conjunto más seguro que una cesárea, aunque fuera programada y por elección.



Superboy nació después de unas 18 horas de contracciones. Sin epidural, sin cortes, ni medicación innecesareas. En un ambiente limpio, acogedor y que no me era extraño, en la penumbra de una oscuridad clara y luminosa, rodeada por gente que me tenía cariño, apoyado por sus padres (Superman y servidora) y gracias a la ayuda de Katrin, una comadrona excepcional que siempre creyó en ese parto... La ginecóloga que me atendía estaba allí (fue un parto tan rápido que la llamaron de refuerzo por si no podía llegar la segunda matrona). Como todo iba bien, se limitó a coger mis manos mientras pujaba.



Me podéis poner al final de la lista de este maravilloso video que he descubierto gracias a Mireia. Cada una de las historias, lo que dicen esas mujeres, lo he sentido yo: Superwoman, mi primer parto terminó en una inducción que no tendría que haber sido y cesárea por supuesta DCP (desproporción cefalo-pélvica). Supergirl pesó 3,800 kg, midió 52 cm y tenía 35,5 cm de perímetro craneal. Superboy nació en un PVDC rápido y respetado: 3,600 kg, 53 cm y 36 cm... sentía que me habían robado mi capacidad de decisión, de hacerme cargo de mi vida, en mi primer parto y ese día, la recuperé del todo.


No sé si hubiera estado preparada para subir al Everest... puede que no, pero lo que sí sé, es que con la gente con la que contaba, yo era la que elegía hasta donde llegábamos. El parto es nuestro... recuerdo cuantas discusiones he escuchado en torno al nombre de la asociación: para algunas personas suena demasiado agresivo, demasiado en plan "aquí estoy yo reclamando" o "nosotras parimos, nosotras decidimos"... yo siempre he visto en ese plural a mis hijos y a Superman... El parto es nuestro, era nuestro: los que estábamos allí en ese quirófano y en esa sala éramos los Superniños y yo y éramos los que nos lo jugábamos todo en esos momentos. Pase lo que pase, la persona que acompaña al parto se irá a casa al final del día. Y los que quedan son la madre y el hijo... por eso no puedo entender que no se me trate como una adulta en el momento de tomar una decisión que puede cambiar mi vida y la de mi familia para siempre... Nuestro, siempre nuestro...

Creo que no volveréis a leer aquí un post tan personal como éste en mucho tiempo...

sábado, septiembre 13, 2008

Con todos ustedes...

Hoy tengo tiempo nada más que para una entrada rápida... y después de leer esto, os voy a dejar con una de mis canciones favoritas...

Leo que también le gustaba a Hitler, como si fuera una cosa excepcional... que yo sepa, la locura y el buen gusto musical no han estado reñidos (Wagner, que también comentan que le gustaba, es un tremendo compositor).

Y sin más, os dejo con la melancolía y el misterio de esas dos muchachas (porque son dos, Lili y Marlen(e), que no Marleen como pone en el periódico, manía que tienen los americanos de apropiarse de todo):

miércoles, septiembre 10, 2008

Una edad difícililla

Me cuesta últimamente horrores actualizar alguno de los dos blogs. De hecho me cuesta horrores realizar cualquier actividad que requiera más de cinco minutos de autonomía, incluyendo ir al baño (estas líneas las escribo, bien con el objeto de mis desvelos entre los dos brazos y colaborando con un gazapo en cada frase o bien dormido como un cesto después de dejar a su madre para el arrastre).

El objeto de mis desvelos no es otro que Superboy. Ha entrado en ese momento cumbre del ser humano en que decide que eso de la independencia es bueno... y bueno que está resultando, especialmente de una semana a esta parte, no se le puede dejar solo ni cinco segundos sin que haya empezado a organizar alguna.

Entendamonos, no es que esté acusando a mi pobre rubito de organizar un complot talibán para acabar con la civilización occidental: le faltan algunos años y sobre todo algunos kilos para eso. Pero, por poner un ejemplo, anoche entre los dos padres tuvimos que ponerle el pijama tres veces. Superman le dejó metido en la cama con él pero a los cinco minutos me le encontré corriendo en plan "striker" por el pasillo, muerto de risa... como es la segunda o tercera vez que me pasa, decidí que fuera el padre el que pusiera orden, a ver si a él le hacía más caso que a mí... No funcionó, cuando me pasé a darle el beso de buenas noches estaba dormido en pelotas, abrazado a su pijama (y menos mal que no le ha dado por quitarse el pañal, que eso sí que me hace temblar). Y así constantemente: si se queda un minuto a solas y escuchas un silencio absoluto, es que ha llegado la hora de irle a buscar, sobre todo si cierra la puerta, cuando ha cerrado la puerta puedes echarte a temblar y a las pruebas me remito:



(Me gustaría no tener tantos escrúpulos con la superidentidad, para poneros el video en el que le explica a su padre como él sólo quería coger un trocito de papel para sonarse la nariz... no es porque sea su Supermadre, pero resultón es un rato).

¿Más ejemplos?: las galletas y el chocolate ya no sé donde ponerlas... a la que me descuido está subido en una silla en la cocina como si aquello fuera una busca del tesoro (los cajones realmente altos los guardo para aquello que de verdad no puede caer en sus manos, como la lejía o las cerillas). Ayer no le debía convencer la verdura con filete que le puse y a la que me descuidé, había cogido un trozo de pollo que tenía fuera de la nevera descongelando y se lo había puesto en el plato (crudo como la mojama... ay qué asquito me dió). Su cuarto si se queda un minuto sólo parece devastado por el huracán Ike...

En fin, que de verdad espero que sea sólo una fase, o podré llenar mensajes y mensajes con sus nuevas anécdotas.

domingo, septiembre 07, 2008

Carmen Chacón, más de lo mismo


Queridos míos... todos os acordaréis que hace un par de meses se me llevaban los demonios hablando del "affaire Chacón", la maternidad de la Ministra de Defensa y cómo me parecía que el ejemplo que había dado era incorrecto a nivel político (no todas las Supermadres podemos ser Ministras). Bueno, pues me parece que el artículo que ha publicado El País Semanal, lo ha terminado de arreglar.

Sigo repitiendo que la decisión que ha tomado Carmen Chacón, me parece la adecuada a sus posibilidades, pero eso ella parece ignorarlo a lo largo de todo el reportaje. Habla de su maternidad como si fuera la maternidad estándar de cualquier ciudadana española. Y aunque tengo que alabar (a Chacón lo que es de Chacón, yo crié a Supergirl escribiendo mi tesis y os puedo asegurar que es duro) el que se haya decidido a criar a su hijo a pecho, demostrando que también se puede mantener la lactancia trabajando... es difícil, muy difícil que todas las empleadas de este país puedan aprovechar la hora de lactancia repartida en varias pausas cada dos-tres horas para amamantar al bebé (no todas tenemos un ascensor directo a casa, o la posibilidad de trabajar desde ella, como tenía yo).

En fin, dice la Sra. Ministra que el mensaje que quiere transmitir el gobierno socialista es que los niños son de su padre y de su madre. Pero para eso se necesita una flexibilidad horaria en el trabajo como la que tienen en Alemania... si no, los niños lo que terminan siendo es de la nannie, o de su abuela.

La foto está tomada del reportaje de "El País".

jueves, septiembre 04, 2008

Hockey mom



Pues hoy voy a hablar de Sarah Palin, la mujer candidata a la vicepresidencia de los EEUU. Aunque nuestros posicionamientos políticos no pueden ser más alejados, siento una especie de simpatía hacia ella por ser madre y por tener los mismos quebraderos de cabeza que tenemos todas las madres de este universo. Personalmente me ha parecido rastrero el uso político que se ha intentado hacer del embarazo de su hija de 17 años. Y me sorprende todavía más la cantidad de gente que se atreve a juzgar el tema, a dar su opinión sobre si la educación de esta chica debería haber sido distinta. ¿Será gente sin hijos? ¿O los tendrán y esos hijos serán perfectos? Yo es que particularmente con una tormenta tropical y un tornado en mi propia casa, no tengo tiempo, ni ganas de mirar como anda el clima en el patio de los vecinos... no vaya a ser que aquí salgamos volando. En fin, que siempre que leo estas cosas, me acuerdo de aquella frase de John Wilmot:

Antes de casarme, tenía seis teorías sobre como educar niños; ahora tengo seis hijos y ninguna teoría.


Así que por favor, que nadie se tome lo que viene a continuación como una crítica contra la señora Palin porque no pretende serlo. Simplemente me causa sorpresa que se haya definido a sí misma como una "hockey mom" (en EEUU, las soccer moms son las típicas amas de casa que acompañan a sus hijos a los entrenamientos de rugby). Siempre que leo estas cosas me quedo pensando... ¿de verdad se puede ser gobernadora de un estado o ejecutiva agresiva y además la madre perfecta y siempre disponible de cinco hijos? A lo mejor estas personas tienen más capacidad (o menos sueño) que yo, pero me sigue escamando semejante declaración y más me parece un efecto publicitario que una realidad.

No, no estoy diciendo que las madres que trabajan hagan algo mal. Tengo la suerte de ser hija de una Supermadre que también fue Superwoman y madre de tres hijos en sus tiempos mozos. Y a pesar de tener más de diez horas entre trabajo y desplazamiento, siempre teníamos la sensación de que estaba ahí. Volvía a casa y en lugar de dedicar un tiempo para ella, hablaba con nosotros, repasaba los deberes, nos ayudaba a preparar las cosas del día siguiente... pero a las clases particulares, a los entrenamientos deportivos... a esos teníamos que ir solos, por supuesto. Cada cuál se lo tomaba con una filosofía diferente. Mi Superhermano quería que dejase de trabajar y estuviera siempre allí. Para mí era un orgullo que mi madre trabajase (creed que no puedo haber tenido mejor modelo femenino enfrente).

Superman y yo (tanto monta) creo que no luchamos por ser "soccer parents". También somos de los afortunados que hasta ahora hemos trabajado en proyectos en los que creíamos y que nos han llenado a nivel personal. Si que nos preocupa pasar el mayor tiempo posible con nuestros Supernenes, pero creo que desde el momento en que te comprometes con un trabajo, estás haciendo de él parte de tu vida y sabes que hay cosas a las que vas a tener que renunciar. Aquí me quedo, buscando como siempre mantener en el aire las cuatro pelotas con que hago malabarismos en mi vida.

La foto es de la Agencia Reuters (tomada de 20 minutos).

martes, septiembre 02, 2008

¿Es seguro volar?

Cuando ya hace más de una semana que ocurrió la catástrofe aérea de Barajas, estoy empezando a plantearme si merece la pena abrir por las mañanas la pestaña del navegador que me lleva a los periódicos españoles que leo. No sé si me desagrada más el tono amarillista que toman algunas de las noticias (entrando en privacidades que nunca debieron ser publicadas) o la pamema de publicar cualquier pequeño incidente ocurrido en la aviación en la última semana (eso sí, tan sólo los de casa, porque claro está que si no, no darían abasto). ¿Pero de verdad es tan inseguro volar? No quiero contestar a esa pregunta, sencillamente voy a intentar acudir a las mismas fuentes donde acudí hace unos años para racionalizar mi miedo a los aviones y que cada cuál concluya lo que le parezca (aunque sé que mi postura quedará clara a lo largo y ancho de estas líneas).

A grandes rasgos, existen dos tipos distintos de aeronaves que surcan el cielo: aquellas de tipo militar y las que no lo son. Las aeronaves militares se rigen por sus propios criterios y normas, que son bastante diferentes (y más flexibles) de lo que son los de la llamada Aviación Civil. Normalmente se suele subdividir también los aeroplanos que entran dentro de esta categoría entre vuelos comerciales de pasajeros y el resto de aeronaves.



Para que un avión comercial que va a contener pasajeros se ponga a rodar por la pista, tiene que haber cumplido una serie de normas y estándares más larga que las colas de la Gran Vía para comprarse un i-phone. Estas normas no las dicta ningún organismo local, sino que suelen ser consensuadas a partir de la experiencia en foros internacionales (ICAO). Como ejemplo pongo una serie de tratados internacionales y normativas sobre seguridad a las que la Aviación Civil Española está adscrita. Hay varias organizaciones que se encargan única y exclusivamente del tema de la seguridad aérea. Cualquier chorrada que pueda ayudar a que el aparato sea más seguro, por pequeña que os parezca, suele estar especificada en un tratado, en un protocolo o en un manual.



Pero como dicen los ingleses, "shit happens". Un avión es un sistema muy complejo y a pesar de que está construido para minimizar en lo posible los riesgos técnicos (la mayoría de los sistemas de a bordo son redundantes, es decir, existe al menos otro sistema que puede tomar su función de manera que una avería en pleno vuelo puede quedarse en una simple anécdota para contar a los nietos de uno), a pesar de los muchos límites y las muchas normas que queramos imponer, hay veces que ocurren accidentes. Una buena fuente para hacerse a la idea de cuántos, es la Aviation Safety Network, una página de internet dependiente de la Flight Safety Foundation. Llevan una base de datos de todos los accidentes (entendiendo como tales aquellos percances en que toda o parte del fuselaje del avión resulta dañado) en los que se ven envueltas aeronaves certificadas para transportar más de trece pasajeros... y si uno mira los datos de los últimos diez años y redondea a ojo de buen cubero, salen aproximadamente 150 al año. Es decir, aproximadamente tres veces a la semana, un avión comercial cualquiera en algún sitio del mundo, "se cae". No sólo eso, en los últimos diez años ha habido una media de 23 accidentes con víctimas mortales al año, aproximadamente uno cada dos semanas.

La mayoría de la gente se asombra al escuchar estos números ¿Pero no era tan seguro volar? ¡Qué no cunda el pánico! Pongamos estos números en perspectiva. Hay que tener en cuenta que nos aproximamos cada vez más a cuarenta millones de vuelos anuales (las dos gráficas que pongo a continuación son copiadas de 1001Crash; parte de los datos al menos están sacados de este informe de la Boeing). Como se puede ver en la primera gráfica, tanto el número de vuelos comerciales (en verde) como el número total de horas de vuelo de esos aparatos (en naranja) ha ido creciendo linealmente desde 1970.



Sin embargo, el número anual de accidentes mortales mortales por cada millón de vuelos (la línea negra) ha ido descendiendo año tras año. Y el número de pasajeros fallecidos anualmente en accidentes de avión (las barras moradas), se mantiene constante (teniendo en cuenta que cada vez vuela más gente, eso es también en cierto modo una reducción)



Es decir, de unos 30 millones de vuelos, 25 sufren accidentes mortales y de 500 a 1500 personas morirán anualmente en accidente de aviación. No es un consuelo si te toca a tí, lo sé, pero al menos yo, llegado este punto, decidí asumir el riesgo... Sobre todo porque si me pongo a hacer números reales como ahora sobre las otras alternativas que tengo para viajar (el coche, el tren, los autobuses de línea...) seguro que salen más mal parados que el avión. Con estas cifras es más posible que me toque el Gordo de Navidad un par de veces a que termine mis días en esos choques tremendos que pueblan las portadas de periódicos y mis pesadillas.

Los aviones son también uno de los pocos medios de transporte en que no sólo son investigados los accidentes, sino también aquellas circunstancias peligrosas que se sale de lo común sin llegar a ser un accidente (lo denominan "incidentes"). Ante cualquier cosa que se salga de lo común la tripulación está obligada a dar parte, se estudia el problema. En la Aviation Safety Network tenéis de nuevo una copia de muchos de esos informes, de las conclusiones de la investigación (sean preliminares o finales). Si se deduce que se puede hacer algo para que no vuelva a ocurrir una situación parecida, se implementa. Lo demás, los retrasos por problemas técnicos, las cancelaciones, los vuelos que se tienen que volver a su casa nada más despegar porque se detecta un problema... forman parte de este entramado de seguridad que he comentado antes. Si nadie hiciese esas revisiones tan rigurosas, no habría casi incidentes, pasaríamos al accidente directamente.

Todo lo que he expuesto hasta aquí está muy bien, pero por supuesto, también hay puntos de mejora. Yo al menos creo en los organismos de la Aviación Civil, exactamente igual que creo en el método científico. Lo cual no quita que existan fraudes y problemas tanto en el segundo campo como en el primero. Os dejo con un enlace a palabras más sabias que las mías: cuando alguien ha expresado algo mucho mejor y con mucho más conocimiento que yo, merece la pena destacarlo cuando hablo del tema.
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(Ir)Responsable también de esto...