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Sigo instalada en los "taitantos" y los abuelos siguen a hacer puñetas de aqui... Pero al menos el marido parece haber sentado el trasero, duermo algo por las noches y mi carrera laboral empieza a parecerse a algo. Lo que sigue siendo interesante es mi red de apoyo variopinta, internacional y virtual y las aventuras de la Superfamilia espero... Pasa y acomodate.

miércoles, abril 30, 2008

Un microrrelato para Miriam G.

Porque yo siempre he sido una chica de muchas palabras y sin su insistencia no hubiera tocado jamás el género.

La casa viva



La madre bebía en silencio su café; como un reflejo de menor edad, la hija sorbía su taza de cacao frente a ella.

- ¿Sabes, mamá? Hay muchas cosas alrededor nuestro que están vivas...
- Aha - animó la madre.
- Las plantas, los animales, la casa...
- ¡Qué cosas tienes, mi niña!... ¿cómo va a estar la casa viva?
La discusión prosigue mientras recogen la mesa, se lavan las dos los dientes y se preparan para salir a la calle. La madre, un poco molesta, intenta cortar por lo sano:
- Hija, las casas no están vivas. No pueden estarlo...

Atraviesan ya el portal. La madre, de mal humor, lleva a la pequeña prácticamente en volandas, maldiciendo su imaginación desaforada.

- Pues nuestra casa está viva... no sólo eso, además está muy, muy enferma...

Un lamento en forma de crujido interrumpe la respuesta aguda que tenía preparada la madre. Desde la esquina, las dos contemplan la fachada agrietarse y caer, como una cascada de ladrillos y cemento, sobre la acera.

lunes, abril 28, 2008

Cruce de caminos



La semana pasada ha sido tensa en mi empresa. Se suponía que había llegado el momento de las decisiones y ya estaban tardando en tomarlas. Pero la vida (o tal vez la economía) es tozuda como una mula y según se empeñaron en tomarlas, quedaron caducas al instante...

Yo tenía el currículum actualizado, el radar en posición de búsqueda, no le veo ningún futuro profesional a mi puesto actual y además estoy en una situación personal un tanto delicada. Casi tenía decidido marcharme antes de que me tuvieran que echar.

He dejado muchas cosas a medias; algunas las voy a tener que seguir dejando. Cuando estás en un cruce de caminos, quedan muchas puertas por cerrar y otras tantas que estas seguro de tener que ir abriendo...

Os mantendré informados siempre que pueda.

lunes, abril 21, 2008

El debate

Me váis a perdonar dos cosas esta noche: la primera, que no haya hecho mi ronda habitual de blog en blog saludando y buscando leer las cosas interesantes que habéis puesto durante el día; y la segunda, que os vaya a mencionar un tema que, aunque colateralmente, toca la política...

El caso es que las dos cosas tienen un mismo origen: me he quedado esta tarde atrapada por un culebrón lingüístico de proporciones considerables. Y como siempre que dejan poner comentarios en este tipo de noticias, éstos me han atraído mucho más que la entrada original (quizá porque considero que la noticia representa la ideología del periódico y los comentarios, el pulso de la calle).

Después de llegar más o menos a leer una cuarta parte de lo comentado, tengo la impresión de que verdaderamente hay un problema, pero no con el idioma, ni mucho menos, sino de percepción. Según que el que describa la noticia sea tirio o troyano, hay un grandísimo problema o no hay absolutamente ninguno... y eso es lo que a mí me parece problemático.

Así que de momento he decidido guardarme mi opinión sobre el tema y sencillamente, invitaros al debate. Sé que muchos de vosotros me leéis desde áreas donde el castellano es lengua co-oficial con otro idioma... ¿qué opináis al respecto?

sábado, abril 19, 2008

La masa del pan

Enrique Ortiz comentaba el otro día que en realidad muchos de los trabajos que hacían las mujeres de antes, simplemente ya no se hacen. Y supongo que es cierto.

Pero también creo que es cierto que todos nosotros, sin faltar uno, tenemos una predilección especial por uno de esos secretos trabajos (lo que yo llamo la vena maruja) que parecen producir más fatiga que satisfacciones, que nos dejan pringados y sudorosos, después de habernos esforzado físicamente. Hay una lectora de estas líneas que jura que adora planchar, que coloca después toda su ropa en ordenados montoncitos organizados por tipos y tamaños. A mí, que sólo me acerco a la plancha por recomendación del médico (dicho de otro modo, cuando el médico le recomienda a Superman que se meta en la cama porque está tan pocho que no puede seguir adelante), semejante fatiga me parece cosa de meigas. Sin embargo a mí me da por la cocina. Todas las semanas que puedo, me encierro en mi pequeño reino y como las madres de antaño, preparo muchas cosas ricas para que mis Supernenes coman entre semana.

Mi vena maruja consiste en preparar el pan en casa. No, no esos panes que se compran ya precongelados y se meten en el horno. Yo me apunto al proceso completo: salpicarte de agua con azúcar y levadura de panadero; mezclar con la harina y pringarte las manos con una costra blanca que no se desprende ni bajo el grifo del agua caliente, a no ser que frotes con todas tus fuerzas. Y luego amasar; lo cierto es que desde hace algún tiempo tengo un par de achiperres que me facilitan la tarea del amasado, pero de cuando en cuando todavía me dedico a amasar a mano porque me quita bastante el estrés que pueda traer de la semana. Por último, pellizcar trozos de masa para formar los panecillos y dejar que doblen su volumen (a veces el pan crece de tal manera que parece que va a salirse de donde lo he dejado y entonces Superman me llama desde la cocina y me pregunta que qué hace... las risas que echamos los dos juntos hace dos semanas, cuando se me ocurrió preparar el doble de cantidad de lo normal y el único recipiente suficientemente grande en la cocina para contener semejante avalancha de pan creciendo fue la olla exprés... desde nuestro cuarto imaginábamos como la masa iba invadiendo poco a poco nuestro piso: la cocina, el salón, el pasillo... bromeando sobre si a la mañana siguiente, el pan mismo vendría a traerme el café y darme los buenos días).

Pero por fin me puedo ir a la cama con la satisfacción de mi deber de madre cumplida: el pan espera al horno de mañana.



Y todos, absolutamente todos, tenemos alguna de esas pequeñas manías, gestos, tics o aficiones que ya deberían estar obsoletos por la técnica, el consumo o el frenesí de la vida actual, pero que seguimos realizando como antaño, porque las viejas tradiciones tienen un lugar de consuelo en nuestras vidas.

miércoles, abril 16, 2008

Contador

Como el tema que quería tocar hoy ya lo han tocado en otra parte, os remito a "Me crecen los enanos" (yo hubiera dicho otras cosas sobre la baja de la Ministra, pero creo que lo mucho cansa y como menciona madrereciente, ya ha hablado de ello hasta el Papa).

He dedicado mi tiempo de ocio a poner un contador en la página... A partir de ahora paso revista ;)

Un supersaludo

domingo, abril 13, 2008

Mentiras, malditas mentiras y estadísticas

¿Qué tienen en común un pollo, el número de fallecimientos en un hospital, las becas de investigación y la lactancia materna? Al menos yo he encontrado un hilo común en toda esta maraña, que espero que quede claro al final de la entrada.

Aunque supongo que todo el mundo la ha esuchado alguna vez, tengo que poner la cita de Disraeli que ha regalado el título a este mensaje:

Existen en el mundo tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y la estadística


Lo cierto es que no estoy nada de acuerdo con la afirmación. Todavía trato de averiguar si un señor tan inteligente como Disraeli era consciente de lo que afirmaba (vamos, que lo hizo a mala leche) o si le pasaba como a un tanto por ciento muy elevado de los mortales y no se aclaraba mucho con el asunto. Porque mi tesis es que en realidad la estadística tiene tan mala fama porque muy poca gente se para a analizar lo que le estan contando en realidad ante un baile de cifras semejante. Pero eso no significa que la estadística mienta, simplemente, la gente no la sabe interpretar.

Pongamos como ejemplo el que todo el mundo sabe, el del famoso pollo. El sofisma reza: tú tienes dos pollos, yo ninguno... pero para la estadística todo el mundo tiene un pollo por cabeza. Hasta ahí vale. Lo que suele olvidar la gente es que, primero: la estadística reparte un pollo por cabeza pero jamás se pronuncia ella sóla sobre el reparto de los pollos (de eso ya se encargan los políticos); y segundo: la estadística es una ciencia de grandes números. Esto significa que cuanto más grande es la muestra de población en la que se toman los datos, mejor se ajustarán los resultados a la realidad (vamos, que el ejemplo de dos no es el mejor de los ejemplos, seguramente si contamos a todos los propietarios de pollos del país, el resultado sería mucho más ajustado).

Que la estadística es un arma arrojadiza en manos de los políticos debido a lo mucho que ignoramos sobre ella, es también un hecho. Voy a contar una de cada bando, para intentar mantener el apolicismo total que creo necesario para que no se me quemen las neuronas.

* Hace un tiempo, sacudió los periódicos un cierto escándalo político sobre cierto Servicio Médico de Urgencias en Madrid (ojo: con este comentario no estoy juzgando en ningún momento el escándalo político y social, ni su desarrollo posterior... entre otras cosas porque me parece un tema muy serio para tratarlo a estas horas de la madrugada, las diez, en Sajonia... simplemente el ejemplo me ha venido a la mente porque la discusión ilustra perfectamente el punto que quiero señalar... pero de verdad que de las implicaciones políticas, al menos hoy, paso). Comentando un día con mi Supermadre la jugada, me suelta así a bocajarro, que lo cierto es que al cesar la persona encargada del servicio, el número de muertes se redujo a la mitad. A mi me extrañó que con semejante percal, las cosas hubieran ido como fueron en el juzgado, pero no dije ni mú... hasta que a la mañana siguiente me encontré en un periódico del otro lado que el cese de esta persona había sido a la par que el traslado de un buen pico de la población atendida en ese hospital a otro de nueva apertura... El problema fue tratar de explicar el concepto de un porcentaje a mi Supermadre. El caso es que con bombillitas si lo entendía: si sabes que de cada cincuenta bombillas, fallan una o dos, puedes contar conque si te sirven un pedido de 200 bombillas, entre cuatro y ocho te van a salir malas, pero no es que las bombillas sean de peor calidad, simplemente hay más. Pero nada, cuando volvíamos a las personas, erre que erre, que se habían muerto casi el doble con uno que con otro (he de decir que porcentualmente, había una diferencia apreciable entre las muertes en el Servicio de Urgencias antes y después de este señor... pero vamos, ni mucho menos ese "doble" que te ponía los pelos de punta).

* La siguiente la tuve con otro del otro bando, que intentaba convencerme de la condición de científico en España estaba mejor que cuando me fui. Y me daba cifras y más cifras: que si se ha doblado el presupuesto para tanto, que si se ha cuadruplicado el número de científicos al que le llegan las ayudas... Bueno, no hay que ser un genio para deducir que si das el doble para repartir entre cuatro veces más gente, hay más ayudas pero individualmente se toca a menos...

Bueno y la lactancia entra al final de la ecuación porque siempre que andas hablando del tema por esos mundos de Dios, te aparece el maravilloso caso de la "estadística de uno". ¿De qué se trata? De cuando se hace un comentario estadístico del tipo: "La lactancia materna es lo mejor para los niños porque protege de enfermedades infecciosas en el primer año de vida del bebé". No falla (haced la prueba); enseguida hay alguien que suelta: "Pues mi hijo se ha críado con biberones y no ha pisado nunca un hospital, bien sano que está". Yo, siendo honesta, no le voy a atribuir a la lactancia las propiedades del Dorado... pero lo cierto es que esos estudios se suelen hacer con esos grandes números de los que hablábamos al principio. Se toman cien, mil o diez mil niños con condiciones parecidas, unos alimentados a pecho y los otros a biberón... y se estudia que tanto por ciento han tenido un ingreso hospitalario en el primer año de vida. Pongamos, y son unos números imaginados como ejemplo, que de cada cien niños con teta, sesenta visitan el hospital en el primer año de vida y del otro grupo lo hacen noventa... Está claro que la ventaja es para la lactancia materna, pero siempre te vas a encontrar con sesenta niños que han tomado teta desde su más tierna infancia y a pesar de ello han tenido que pasar por el susto de ser ingresados (por cierto, soy Supermadre de uno de ellos). Si eres una de las diez madres que ha alimentado a su hijo con biberón y te ha ido bien con ello, enhorabuena, pero por favor, acuerdaté de las otras noventa que no han tenido tanta suerte como tú a la hora de juzgar las bondades de semejante artilugio...

Yo, salud aparte, me sigo quedando con la teta... La comodidad de poder salir de casa durante los primeros meses con sólo un pañal y una bolsa de toallitas, no es mensurable mediante estadística.

lunes, abril 07, 2008

Elogio de Superman

Ala, por aclamación más o menos popular...



Hoy me de desayunado en el curro con la noticia de que estoy obsoleta... Bueno, como ocurre siempre con la prensa, cuando te lees el artículo, resulta que la que está obsoleta es la especie de "mujer para todo" (menos para sí misma) que fue la que levantó para arriba la generación del "baby boom", a la que yo pertenezco.

Y me pregunto a mí misma... ¿y qué ha pasado con la cantidad de trabajo que hacían todas estas madres? Porque no nos engañemos; yo he pasado por la experiencia y nada le fastidia más a una cuando se queda en casa que el que le pregunten que cuándo va a volver a trabajar... como si esos dos años que me dediqué a cuidar de mi casa y de mis hijos los hubiera pasado en horizontal francachela... A las pruebas me remito: ahora que tengo otra ocupación cuarenta horas a la semana, para mantener el fuerte se necesita la ayuda de al menos otras tres personas... y eso las semanas en que todo va bien. Y he llegado a la conclusión de que ese es el mejor elogio que le puedo hacer a mi Supermuchacho. Que la muerte de esa mujer que antes se ocupaba al 100% de la casa, pasa por el nacimiento de Superman, el compañero (casi) inseparable de Superwoman.

Superman es un gran compañero de viaje. Podría decir muchas cosas buenas de él como pareja de vuelo (de baile, quizá no tanto), pero me quedaré con su característica más fascinante (y aquella que me convenció de que estaba ante el hombre de mi vida): me hace reir y sólo el cielo sabe que eso no es fácil. Supergirl y Superboy aún no pueden escribir ellos mismos, pero mi Señora Supermadre ya ha dado una vez fe del tipo de padre que es: "Mi yerno, los baña, los viste, los baila, los acuna, los peina... lo único que le falta es darles la teta y debe de ser porque no puede". Es más ordenado que yo, te anima a salir corriendo detrás de tus sueños...

Si todos los hombres fueran un poquito como Superman, a las Supermujeres, lejos de extinguirnos, nos empezarían a crecer las alas...

sábado, abril 05, 2008

Ley de vida

Calvin: Si la gente saliera cada noche a mirar las estrellas, te apuesto a que vivirían de manera completamente diferente.
Hobbes: ¿Y eso?
Calvin: Bueno, cuando miras al infinito te das cuenta de que hay cosas mucho más importantes que lo que la gente hace durante todo el día.
Hobbes: Nosotros hemos estado mirando debajo de las rocas del riachuelo.
Calvin: Me refiero al RESTO de la gente.


Calvin y Hobbes. Bill Watterson, traducido libremente por Superwoman




Ayer me sacudieron en mi asiento del trabajo dos noticias de muy distinta índole pero con un denominador común: después de recibirlas tuve que salir corriendo camino del baño porque no podía contener las lágrimas (el prurito profesional me impide montar la de María Magdalena sentada en el despacho, sobre todo porque lo comparto con todo mi grupo).

En el primer caso, Superman llamó para contarme que la hija de una amiga acababa de llamar para invitarle al entierro de su madre. Una persona especial para nosotros porque en un momento clave de nuestras vidas, nos ayudó a desenvolvernos en un ambiente desconocido para nosotros... Esta mujer trabajaba en mi misma empresa y hace algo así como tres semanas que me la crucé en la escalera y volví a decirle aquello de que algún fin de semana teníamos que pasarnos para ver la casa que se acababa de construir después de mucho esfuerzo... Todavía no puedo reaccionar y empezar a creerme que ya nunca podremos cumplir esa cita, que íbamos retrasando porque lo urgente nunca deja tiempo para lo importante, como dijo Quino.

Al rato me enteré de que otra amiga que lleva un tiempo intentando quedarse embarazada lo ha conseguido. Esta vez lloré de emoción. Me pareció un recordatorio de que la vida sigue, radiante, hermosa, abriendose camino entre las dificultades y las cosas malas de cada día...

Llevaba una temporada un tanto tonta, dándole demasiada importancia a una serie de cosas que no la tienen y olvidando que estamos aquí de prestado. La vida ha tenido que volver a colocarme las ideas en su sitio de un buen bofetón emocional...

Sybille, ich glaube nicht ins Jenseits... aber wenn eines gäb, ich würde dich da wiedersehen...

miércoles, abril 02, 2008

Una de las mejores cosas de Alemania

... no son las salchichas, ni la cerveza... sino la música.

Me encanta la variedad de estilos musicales que puedes escuchar en una radio de tipo medio. Lo venía pensando en el coche mientras tarareaba "Emmanuela":



Sólo aquí puedes encontrar en el mismo saco a gente tan dispar como los famosísimos héroes de quinceañeras, Tokyo Hotel:



Gente tan fina y elegante como Roger Cicero (¿quién decidió mandar a este chico a Eurovisión cantando en alemán, cuando lo mejor que tiene son las letras?)



o gente tan friki como "Oomph" (el video me encanta, Manuel, seguro que le puedes encontrar reminiscencias cinematográficas):


o reggae medio blanco:


y sobre todo... ese magnífico "Schlager" (que viene a ser como para nosotros las Grecas con el "Testoymandolocamente") sin el cuál los guateques alemanes no se pueden concebir... ¡éste si que es un autentico shock cultural!:



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